| INFORMACION GENERAL Y VIAJES EN CAMBOYA |
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Templos antiguos, playas desérticas, poderosos ríos, bosques remotos... y, más allá de Angkor, escasos visitantes. Camboya ha resurgido de sus cenizas tras décadas de guerra y aislamiento, situación que lo convirtió en un país de atrocidades, refugiados, pobreza e inestabilidad política. Los mágicos templos de Angkor atraen de nuevo a los turistas, que los contemplan admirados, y el país figura de nuevo en los mapas como destino turístico del Sureste Asiático. Camboya, estado sucesor del poderoso imperio jemer que gobernó gran parte del territorio que en la actualidad ocupan Vietnam, Laos y Tailandia, presume de una gran riqueza cultural, una bella capital colonial francesa, algo deteriorada, y un imponente paisaje natural. El país disfruta de una reciente pero relativamente estable paz, y poco a poco está atrayendo el turismo, que en la actualidad se decanta por la vecina Vietnam. Por fortuna, gran parte del patrimonio cultural camboyano ha sobrevivido al enfoque histórico de borrón y cuenta nueva de los jemeres rojos. Además de los dos millones de víctimas civiles estimadas, también se destruyeron objetos, estatuas y libros; no obstante, algunos famosos ejemplos de la arquitectura de la época angkoriana, como los templos de Angkor Wat y de Angkor Thom, resultaron relativamente ilesos. En el Museo Nacional, en Phnom Penh, pueden contemplarse muestras de la escultura jemer, como los destacados dioses hindúes bellamente pintados. El vínculo más tangible del país con su glorioso pasado es el ballet real, de gran elegancia y relacionado tradicionalmente con la danza de Tailandia, Java y la India. Durante los años de Pol Pot, incluso este arte se vio amenazado, ya que sólo sobrevivió una costurera que transmitió las técnicas antiguas del diseño de vestuario. El budismo theravada predomina en Camboya con un 95% de fieles. El idioma oficial, el jemer, puede considerarse una lengua difícil de aprender; sin embargo, las pocas palabras que se aprendan resultarán de gran ayuda. El inglés se está convirtiendo con rapidez en el segundo idioma del país por encima del francés, que siguen hablando muchos de los ciudadanos, educados antes de la década de 1970.
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